The
year of Self-Induced Stagnation
Pensaríamos que por contar con mayor
experiencia económica y solidez a través de los años, los países europeos deberían ser quienes cambiaran el
rumbo económico y detuvieran la recesión que amenaza con golpear las finanzas internacionales este
año a nivel mundial.
Sin embargo, parece ser que muy por el contrario, dichas
naciones no cuentan con la respuesta para resolver su propia situación. Han sugerido y puesto en marcha acciones que a pesar de
parecer lógicas en un principio, no
suponen un mayor impacto para su bienestar económico
a mediano y largo plazo.
Ha sido especialmente inquietante la incapacidad de las
autoridades de la eurozona para controlar la crisis. La decisión de recortar el gasto público
y adoptar medidas de austeridad, sumadas a un sistema financiero débil y un mercado con pocos estímulos para su crecimiento, son factores que pueden hacer
que mas allá de recuperar la estabilidad,
supongan un estado de recesión y estancamiento para sus
economías y para el resto del mundo.
En la opinión de quien redacta el artículo, los mercados emergentes como lo son Rusia, Brasil,
India y China, no tendrán una participación lo suficientemente fuerte como para contrarrestar los
efectos de una recesión de los países del norte. Sin embargo, desde mi punto de vista, la
manera en que se desenvuelvan las economías de estos países, así como la cooperación entre ellos y el resto del mundo, si jugarán un rol bastante interesante.
Solamente las economías de China e India representan
ya alrededor de un 30% del producto interno bruto mundial, mientras que las
otras dos economías que pertenecen al bloque de
los BRIC siguen su ritmo de crecimiento. Si bien es cierto que Brasil corre el
peligro de disminuir su ritmo de crecimiento como resultado de factores como la
inflación y la falta de reformas económicas contundentes, no todos son malas noticias. El
desempleo de la nación sigue cercano a mínimos históricos, lo que significo una
recuperación del gasto de los
consumidores y de la confianza en que la desaceleración no hará el daño suficiente.

Rodrigo H. Setién
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