sábado, 28 de enero de 2012

Patriotismo o Terrorismo (Unthinkable)



El film Unthinkable sirve como pre-texto para presentar la legislación internacional que prohíbe la tortura, así como las leyes especiales promulgadas a partir de los atentados del 11 de septiembre contra las torres gemelas. Asimismo se presentan la relación compleja entre ley, estado de necesidad y estado de excepción, relación a partir de la cual se dan las condiciones de excepcionalidad a las leyes que prohíben la tortura desatada por la administración de Bush.

El ejército norteamericano tiene en su poder a Steven Arthur Younger, un ex agente de la CIA, experto en explosivos que dice haber ocultado tres bombas nucleares en distintas ciudades importantes de los Estados Unidos. Las bombas van a explotar en cuarenta y ocho horas. Hay elementos concretos para creerle, se ha convertido al islamismo, es experto en explosivos y ha formado parte de misiones de observación de bases nucleares en Rusia de donde recientemente han robado 18kilos de uranio… ¿Qué hacer para que las bombas no estallen?

El dilema no parece ser si torturar o no al prisionero para obtener la información que permita desactivar las bombas ya que en la primera escena en la que lo vemos, ya está siendo torturado. El dilema parece ser cómo torturarlo bien, es decir cómo torturarlo para que brinde la información necesaria para encontrar las bombas nucleares a tiempo.

Henry Humphries, “H” (Samuel L. Jackson) es un oficial del ejército de los Estados Unidos especializado en interrogatorios/ tortura. A lo largo de la película somos testigos de las distintas estrategias desplegadas por H para torturar al prisionero: aislamiento, frío intenso, golpes, descargas eléctricas, asfixia, amputaciones…

Quien despliega un discurso retorico contrario al de H es la Agente del FBI Hellen Brody, una investigadora especializada en asuntos árabes. Será ella quien se opondrá desde el comienzo a la tortura del prisionero; para ello apelará a la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1984 y puesta en vigor en el año 1987; en el artículo 1 se define a la tortura como:

“todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas.”

Si nos regimos por la convención contra la tortura la película presenta una violación inobjetable a los derechos humanos. Ahora bien, en la teoría del derecho hay una figura jurídica que complejiza la situación: el Estado de Necesidad (EN); se trata de una figura jurídica que exime de responsabilidad penal. El EN se aplica en una situación en la que se vulnera un bien jurídico con el objetivo de salvaguardar otro de igual o mayor valor jurídico. A modo de ejemplo, se puede aplicar el EN a un policía que mata a un ladrón en un tiroteo callejero, siempre y cuando se demuestre que dicho enfrentamiento ponía en peligro la vida de otras personas. En este contexto, la muerte del delincuente no es considerada un delito, ya que el policía actuó bajo el Estado de Necesidad de salvaguardar la vida de muchas otras personas.

En el caso de la película, torturar al prisionero, a su mujer, e incluso a sus hijos, es planteado como un mal menor a la muerte de cientos de ciudadanos estadounidenses. 

El tema remite a la era post-11S, al caos y al terror, y también a la paranoia, que se ha apoderado de los EEUU desde entonces, además de, por supuesto, referirse a los abusos contra supuestos terroristas perpetrados en esa ratonera llamada Guantánamo. El terrorismo es un tema global y no algo remoto que ocurre en países lejanos, eso lo sabemos desde que derrumbaron las torres gemelas. Pero, ¿La forma de actuar de los países, digamos, más civilizados que reconocen los derechos humanos más elementales es la correcta? ¿Por qué en muchas, y demasiadas, ocasiones se recurre en secreto a la tortura para obtener información sin tener en cuenta los derechos de la persona que se tiene delante? ¿Por qué se tiende a esconder estos hechos como si fueran algo malo a los ojos del resto de la humanidad?

El 26 de octubre de 2001 –apenas un mes y medio después de los atentados contra el World Trade Center-, el senado de los EEUU aprobó el USA Patriot Act, mediante el cual se permite “poner bajo custodia” al extranjero sospechoso de poner en peligro la seguridad nacional, pero en un plazo máximo de una semana se debía expulsar al prisionero o debía ser acusado de violación de la ley de inmigración o de algún otro delito. El 13 de noviembre de 2001, el presidente de los EEUU, autorizó la “indefinite detention” y los procesos por parte de “military commissions” de no-ciudadanos sospechosos de estar implicados en actividades terroristas.

“La novedad de la “orden” del presidente Bush es que cancela radicalmente todo estatuto jurídico de un individuo, produciendo así un ser jurídicamente innombrable e inclasificable. Los talibanes capturados en Afganistán no sólo no gozan del estatuto de POW (Prisioner Of War) según la convención de Ginebra, sino que ni siquiera del imputado por algún delito según las leyes norteamericanas. Ni prisioneros ni acusados, sino solamente detenidos. Ellos son objeto de una pura señoría de hecho, de una detención indefinida no sólo en el sentido temporal, sino también en cuanto a su propia naturaleza, dado que ésta está del todo sustraída a la ley y al control jurídico.

Younger no es un prisionero de guerra, es simplemente un detenido, pura carne sin derechos ciudadanos. Es por eso que cada vez que la agente Brody apela a normas jurídicas para detener la tortura es rotundamente ignorada.

¿Lo impensable del film es torturar a los hijos de Younger o es torturar de manera preventiva?

Un detalle menor, pero que no hay que dejar pasar por alto, es el diseño del afiche publicitario de la película. Sobre un fondo oscuro aparece la palabra “Unthinkable”. La palabra “think” aparece en letras rojas, mientras que “Un… able” aparece en letras blancas. Al estar sobre un fondo oscuro, una primera mirada permite leer la palabra “Unable”, “incapaz”. El problema entonces, sería ser incapaz de torturar de manera preventiva.


En el salón donde está ubicada la cámara Gesell en la que se realizan las torturas hay un grupo de personas sentadas, observando la sesión de tortura y tomando notas. El Coronel al mando de la operación explica que se trata de un equipo interdisciplinario formado por psicólogos y otros profesionales. Su misión consiste en cooperar con su saber técnico para hacer más efectivo el interrogatorio.

Más allá de la ficción, es cierto que el ejército de los EEUU cuenta con psicólogos que aportan su saber para encontrar las estrategias que hagan más vulnerable a un prisionero a la hora de interrogarlo. Muchas veces estos interrogatorios son simple y llanamente sesiones de tortura.

Los Principios Éticos de los Psicólogos y Código de Conducta de la American Psychological Association (APA) toman posición clara en contra de la tortura  , sin embargo ante los escándalos suscitados por la participación de profesionales de la salud en Guantánamo y Abu Grhaib, la APA emitió un comunicado que prohíbe explícitamente la participación directa de psiquiatras en esos centros de detención, creo el Presidential Task Force on Psychological Ethics and National Security (PENS- Task Force), un comité especial encargado de evaluar y expedirse sobre el tema.

El informe final del PENS- Task Force condena la participación de los psicólogos en sesiones de tortura, sin embargo avala la presencia estos en centros de detención que han sido severamente cuestionados por organismos internacionales de Derechos Humanos. El informe del PENS-Task Force señala que los:

“Psicólogos tienen un rol importante en la protección de nuestra nación, otras naciones y civiles inocentes del sufrimiento, lo cual exigirá ocasionalmente recopilar información que se puede utilizar en la defensa de nuestra nación y de otras naciones.” Y concluye que “Es congruente con los códigos de ética de la APA que los psicólogos sirvan como consultores en los procesos de interrogación y la extracción de información para propósitos relacionados con la seguridad nacional”.

Asimismo el informe de PENS-Task Force ignora que los interrogatorios a los detenidos son ilegales, ya que se les niega representación legal, son encarcelados indefinidamente sin condena efectiva, son castigados con aislamiento si se niegan a cooperar.

Seis de los nueve miembros que conformaron el comité encargado de evaluar las implicancias éticas de la participación de los psicólogos en los interrogatorios eran militares u oficiales del departamento de defensa.[1]


[1] Asamblea General de la ONU. Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. En http://www.acnur.org/biblioteca/pdf...

PENS- Task Force- APA (2005). Report of the Presidential Task Force on Psychological Ethics and National Security. En http://curezone.com/upload/PDF/PENS... Steiner, G (2000).- La barbarie de la ignorancia. Taller de Mario Muchnik. Madrid.

Agamben, G (2004).- Estado de Excepción. Buenos Aires. Adriana Hidalgo editora.

Blackwater: the rise of the world's most powerful mercenary army. Jeremy Scahill. Editorial Nation Books. Num págs.550 páginas

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