lunes, 5 de marzo de 2012

100 mitos de la historia de México (Francisco Martín Moreno)


100 Mitos de la Historia de México


En alguna ocasión todos hemos escuchado la frase que dice que: “quien no conoce su pasado esta condenado a repetirlo”. Es la manera en como maestras y profesores muchas veces comienzan a abordar sus clases de historia de México. Es en base a esta premisa que las instituciones educativas intentan persuadir a los niños y jóvenes de la importancia de estudiar los sucesos que en algún momento ocurrieron en nuestro suelo nacional. Pero ¿acaso la historia que nos cuentan en los libros de texto es el verdadero relato de lo que ocurrió hace años en tierras de nuestros antepasados?

A decir de esta obra de Francisco Martín Moreno, la respuesta es no. Apoyado en una exhaustiva investigación bibliográfica bastante bien fundada, el autor pone a nuestra disposición la verdad de muchos cuentos que durante generaciones nos han contado a los mexicanos. Mitos, como él les llama, que han perdurado de generación en generación, que han inundado los libros de texto gratuitos, y que las élites conservadoras, tanto políticas como religiosas (sin ánimo de levantar disputas), nos han querido hacer creer.

Basta con leer las primeras páginas del libro para comenzar a cuestionarse acerca de lo que hasta ahora creíamos que conocíamos acerca de nuestro país. Y para darnos cuenta de que en realidad lo que sabemos no es más que una verdad formulada, recreada y escrita sobre la verdad original, en base al criterio y voluntad de unos pocos, que mas allá de procurar el bien de la nación y la protección de quienes en ella habitan (al contrario de lo que muchos piensan), la han mantenido en la ignorancia y en la marginación intelectual durante siglos.

A lo largo de la época colonial y hasta nuestros días, usurpadores en el poder eclesiástico y político se han valido de la ignorancia de la gente para reunir seguidores. Y ¿qué es la ignorancia sino el más dañino enemigo de la historia, del hombre y del progreso económico y social? Es gracias a esta condición que estos tiranos  se han llevado a la bolsa la riqueza de nuestro país, han dejado en el rezago la economía, fomentado luchas fratricidas, actuado en contra de la civilidad y de la patria,  y encima de ello han justificado sus actos en beneficio de la nación o en el nombre de Dios, sin perder ni un poco del mucho poder, que a través de mentiras y engaños se han adjudicado.

Entonces ¿de qué manera no estaríamos condenados a repetir nuestra historia una y otra vez, y a mantenernos en un estado de estancamiento, desigualdad y rezago si en realidad no conocemos en dónde comenzaron nuestros problemas? ¿Cómo podríamos crear un verdadero cambio en nuestro país si además de no ser una sociedad civil organizada, nos valemos de una patria mal gastada y cubierta de mentiras? La ignorancia que la alta burguesía ha insistido en mantener y en la que se ha educado a millones de  mexicanos, es la principal razón por la que no hemos sido capaces de aceptar nuestro origen y encarar nuestro futuro con decisión y valentía.

Una continua muestra de manipulación caracteriza a la sociedad mexicana, y ha sido eso mismo lo que ha roto con el verdadero patriotismo y la fraternidad de nuestro pueblo. La división de la gente en distintos bandos, dirigidos por liberales y conservadores en su momento, ha sido la causa de la actual desorganización social que se vive al interior de cada estado del país y de la falta de una identidad uniforme que cubra todo el territorio nacional. Las disputas imparables por el poder máximo de la nación y por mantener los intereses privados tanto de la burguesía como del alto clero de la Nueva España durante la época colonial y contemporánea, dieron lugar a luchas sangrientas que ocasionaron innumerables pérdidas civiles y gran destrucción del territorio nacional.

La influencia de la religión española y su afán de “salvar” la vida de los impuros convirtiéndolos al catolicismo, es la mayor causa del rezago educativo que vive hoy en día el sistema educativo mexicano, y uno de los mayores casos de manipulación colectiva en toda la historia. La prohibición de libros y textos científicos, el rechazo de las ideas de la ilustración, la creación de escuelas y conventos católicos, el perdón a cambio de la fe en Cristo, el castigo a la libertad de culto y a la libertad de expresión, son algunas de las acciones que la iglesia utilizó (y en muchos casos sigue utilizando), para controlar al pueblo y para separarlos cada vez más del uso de su razón, del conocimiento y de la sabiduría. Todo para mantener calladas a las masas y enriquecerse al mismo tiempo de sus ya de por sí pobres bolsillos.

La exasperante xenofobia que se ha inculcado en el corazón de todos los mexicanos, que atribuye a los extranjeros las desgracias nacionales y la extorsión económica y social que se vivió durante repetidas ocasiones, no son más que una estrategia para deslindarse de la responsabilidad que el militarismo y el clero han tenido sobre las decisiones más antipatrióticas de nuestra historia. En muchas ocasiones ellos se encontraban detrás de las invasiones que sufrió nuestro país y en otras se hicieron de la vista gorda, dando así su consentimiento a la violación de nuestra soberanía. Eso ha dado como resultado la mediocridad de nuestros habitantes, refugiada detrás de una falsa creencia de que nuestro presente es resultado de la invasión española y estadounidense que tanto daño hicieron a nuestra identidad, en lugar de fomentar la proactividad de todo el pueblo en búsqueda de un futuro mejor.

Esos y otros engaños son los que la historia nos ha escondido a lo largo del tiempo, y que, más que los propios hechos en sí, son lo que más daño han hecho a México. Esta bola de mentiras detrás de las cuales se protegen los mandatarios públicos y los dirigentes de la iglesia católica mexicana, son las causas de problemas de identidad y de progreso que sufrimos hoy en día. Pero el conocer estos hechos no debería tener como objetivo refugiarnos en una verdad “verdadera” , para culpar a los actores de nuestra historia de nuevo por nuestro presente, sino el de entender la serie de hechos que han definido el rumbo de nuestro país, y evaluar la mejor manera de contrarrestar sus efectos. Más que generar un nuevo odio, ahora hacia quienes en verdad merecerían sufrirlo, esta lectura es una invitación a todos los mexicanos a reflexionar y a cuestionarse si nuestra situación actual es un producto de todos nosotros, o es a lo que nos han orillado las mentiras de unos cuantos, pero no con el fin de quedarnos de nuevo con las manos cruzadas, sino con el de unir de nuevo a la sociedad civil para reclamar de buena vez lo que es suyo y trabajar en una nueva historia de México. Una que esta vez escribamos nosotros.

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