La conferencia de Carlos Otero personalmente me dejó más de lo que esperaba. Desde el inicio, al ver el contraste entre lo que estaba expresado en su currículum sobre el área en la que se había desenvuelto durante sus estudios universitarios y pensar en el hecho de que él haría una conferencia dirigida a jóvenes, sobre las decisiones que se toman en la vida, titulada "El salto del paracaídas"; no me dejaba claro lo que debía esperar en cuanto a aprendizaje personal.
Cabe decir que rebasó por lejos mis expectativas. Con palabras muy simples, ejemplos comunes y peculiares, chistes, historias, bromas, anécdotas y otros medios. Carlos se las ingenió para llegar al momento en el que individualmente teníamos que reflexionar sobre la razón de nuestra existencia; quizá la razón de nuestra presencia en ese sitio, quizá la razón de la elección de nuestra carrera, quizá la razón de cada una de nuestras acciones, pero estaba claro que no siempre coincidían esas razones.
Nos hizo recordar que la vida no está basada en obtener beneficios económicos o mejores posiciones laborales. Es cierto y está claro que son necesarias, de aire no vive uno, pero también es cierto que como seres humanos jamás nos sentiremos satisfechos, ni realizados, ni felices, mientras no hagamos lo que más anhelamos hacer, lo que realmente disfrutamos: nuestra vocación. Incluyendo en la palabra vocación el sentido de ese sueño en el que a veces nos hemos perdido o del que nos hemos desviado. Por causas personales o externas es posible que no veamos viable la posibilidad de realizar nuestros sueños, a veces es posible que ni siquiera veamos cuerda la idea de soñar. Pero al final debemos darnos cuenta de lo que realmente importa. Priorizar y luchar por lo que se sueña es, no la mejor, sino la única manera de auto satisfacción. Se necesita saltar del paracaídas para darse cuenta de que no se está solo y de que no se está en peligro.
En el mismo modo en el que se busca hacer para ser. Debemos notar que, llena más dar que recibir. Hemos perdido la capacidad de ser generosos, es por eso que a veces nos resulta tan extraño recibir algo que no hemos solicitado. Dentro de la vida cotidiana, como seres humanos ensimismados no vemos más allá de nuestras necesidades, de nuestro egoísmo...
Dar no es solo traspasar; es entregar, permitir, conceder, donar y hacerlo de corazón.
Nosotros no estamos habituados a amar, esa es la realidad. Parte de esa problemática viene desde nuestra discapacidad de dar. Ocasionada por un egoísmo o falta de interés hacia lo que no se refiera a mí. Comprender es lo que nos hace falta para desarrollar la capacidad de amar. No se debe buscar la perfección de la realidad, sino la perfección de lo imperfecto. Aceptar y perdonar. Aceptar y soñar. Cambiar. Mejorar y dar lo mejor mí en todo momento manteniendo la alegría innata en los seres humanos.
- Soñar
- Dar
- Amar
Con 3 palabras se resume una conferencia que significó más que palabras y que, personalmente, espero haya tocado más de una mente atenta.
M. Angélica Bautista
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