All Eyes on London
La globalización es una realidad más visible ahora que hace algunos años. La disminución de restricciones y aranceles
al comercio, el fenómeno de la migración, la creación de un mercado común y la interconexión de las bolsas financieras de
todo el mundo, han hecho que este fenómeno particular del siglo XXI
sea una condición inevitable.
Londres, desde hace muchos años
se ha caracterizado por ser un núcleo financiero por excelencia
y por ello a través del tiempo se ha colocado
como una cuidad especialmente internacional.
Su infraestructura arquitectónica
y de transporte, su solidez y su crecimiento económico
constante, la interconexión aérea que posee, la diversidad cultural que la define y su
especial ambiente de negocios, la convierten en una metrópoli por excelencia.
Sin embargo, lejos de ser una razón para confiarse, en los últimos
años se ha convertido en un
motivo para continuar invirtiendo y renovando. Ciudades como Nueva York, Paris
y Tokyo principalmente, se han empeñado en alcanzar la posición que Londres ha mantenido, y amenazan con hacerlo pronto.
Existen debilidades en las que Londres debe trabajar, como
la adopción de medidas conservadoras en
temas como la migración, los impuestos y el régimen bancario, su cada vez más
insuficiente conectividad aérea y el incremento de los índices de criminalidad. Todos ellos problemas de una ciudad
internacional. Confiarse en las ventajas de las que muchos años ha gozado sería un error.
Y es que vivir en un mundo tan globalizado como del que
somos testigos hoy en día, supone un mayor dinamismo
en respuesta a la competencia internacional.
Rodrigo H. Setién
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